
Los partidos de fútbol son como las películas porno: uno disfruta viendo como otros sudan el sudor que a uno mismo le gustaría sudar.
Cuando uno ve un partido de
fútbol, se siente capaz de realizar un pase más preciso que el jugador que acaba de errarlo, regatear con más habilidad, ó chutar con más fuerza y mejor colocación. Como si uno mismo tuviera las botas puestas.
Con las
películas pornográficas pasa lo mismo. Uno se identifica con los protagonistas, que están haciendo lo que a uno le gustaría hacer. Sólo que –al igual que los futbolistas- el grado de profesionalismo de los protagonistas es mayor.
A diferencia del voyeurismo implícito en el Cine, del que hablaba
Hitchcok, (y del que ya se habló aquí alguna vez) en el que el espectador
disfruta de ver a través de una ventana –la pantalla- la vida de otras personas ajenas a él, en este caso, literalmente se pone las botas.
La diferencia más sustancial entre las peliculas porno y los partidos de fútbol, es que en las películas porno sabes que tu equipo siempre va a ganar.
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